Hay veces que no necesitamos ponernos a dieta para reducir ese par de kilitos que hemos cogido en navidades, vacaciones o por haber tenido que comer fuera de casa unas cuantas veces. Simplemente cambiando algunos de los hábitos que tenemos y haciendo algo más de ejercicio es más que suficiente. Por ejemplo:
Cuando vayamos a comer huevos, usaremos menos cantidad de yemas que de claras, porque la yema es la parte que más calorías
contiene. Si consumes menos estarás reduciendo
de tu dieta unas 100 calorías, además de estar protegiéndote contra el colesterol.
Otra manera de rebajar calorías sin perder el sabor de los platos es reduciendo el consumo de mayonesa. Toma justo una cucharadita o disuélvela
con un poco de leche sin lactosa.
Cuando no puedas evitar comerte un bocadillo, hazlo de pan con semillas o integral, en lugar de embutidos como el jamón puedes usar unas rebanadas de queso fresco tipo el de Burgos o panela.
Come el pollo sin piel porque es ésta la que contiene la mayor parte de grasa de la carne.
Ten cuidado con los postres y en
lugar de un helado o algo dulce opta por
frutas de temporada que tiene menos calorías.
Cocina al vapor o a la parrilla porque no requieren mucho aceite, y si no te queda más remedio, usa una cucharadita de aceite de oliva
Sustituye la leche entera pordesnatada o sin lactosa.
Si te gusta mucho el queso, reduce su consume y opta por quesos poco grasos.
Si eres adicta al café o té cambia las cucharadas de azúcar por algún sustituto o ve eliminándola paulatinamente.
A la hora de condimentar tus platos emplea hierbas que les darán un sabor especial y tienes muchas para ir variando. Aprovecha también el sabor intenso de la mostaza.
Ya sabemos que es muy difícil eliminar de la dieta los carbohidratos y grasas porque también cumplen una función en nuestro organismo, pero si nos acostumbramos a ciertos pequeños cambios saldremos ganando.
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